Rodrigo Pérez-Alonso

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Rodrigo Pérez-Alonso

1 May, 2024

La clase media, olvidada en las encuestas

Aristóteles, aquel venerable filósofo de la Grecia antigua, defendía la idea de que una sociedad ideal es aquella en la que la clase media no sólo es numerosa, sino que ejerce una influencia significativa. Históricamente, la clase media ha sido cuna de pensadores, líderes reformadores y revolucionarios, jugando un papel crucial en el impulso hacia una sociedad más equitativa. Desafortunadamente, parece que el actual gobierno mexicano no comparte esta visión.

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¿Cómo se define la clase media? No existe un consenso global sobre su significado. En el contexto del capitalismo contemporáneo, generalmente se asocia con el poder de compra, nivel educativo y el gasto familiar. Según la OCDE, organización de la que México es parte, una clase media robusta es fundamental para el desarrollo de economías y sociedades estables. Sus miembros, mediante sus acciones y actividades, no sólo mejoran su situación personal, sino también la de la comunidad en general.

La OCDE caracteriza a la clase media como aquellos hogares que ingresan entre el 75% y el 200% del salario medio nacional. Sin embargo, en México, esta proporción ha disminuido de 64% a 61% desde mediados de los ochenta hasta mediados de la década de 2010, indicando una presión creciente sobre esta clase. La carga tributaria que soporta, junto con una falta de apoyo gubernamental adecuado, son claros indicativos de esta tensión.

Durante sus intervenciones diarias, el Presidente ha criticado a este grupo social, etiquetándolos con términos como “aspiracionistas” y “fifís”. La política gubernamental actual parece seguir un modelo que denuncia y busca eliminar cualquier iniciativa que promueva el mantenimiento o expansión de la clase media en el país. Esta estrategia se ha reflejado también en la arena político-electoral, donde se menosprecia a quienes no se identifican con las clases populares.

Esta actitud no sólo revela un desdén hacia el deseo de progreso personal y familiar, sino que también subestima la capacidad de la clase media para autogobernarse. Esta visión paternalista del Estado es problemática y merece ser debatida, especialmente considerando la influencia decisiva de la clase media en eventos políticos recientes, como las elecciones de 2021 y su rol en la definición del balance político en la Ciudad de México.

La participación electoral de la clase media en la capital en 2021 fue de alrededor del 70%, comparada con el 40% de las clases más populares. Las encuestas internas de Morena reflejan una preocupación por esta dinámica, anticipando posibles repercusiones en las elecciones de 2024. La caída en popularidad de Claudia Sheinbaum, por ejemplo, se atribuye en gran parte a su gestión gubernamental y su actitud hacia la clase media.

En conclusión, aunque el gobierno actual pueda intentar minimizar su importancia, la clase media sigue siendo un actor crucial en la política mexicana. Será esta misma clase social la que posiblemente defina los resultados de las futuras elecciones en lugares clave como la Ciudad de México y tendrá una influencia notable en el panorama político del 2024.

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Y LOS INDECISOS…

Clave también para estas elecciones próximas será llegarle a los votantes indecisos. En los debates pareciera que los candidatos de oposición no han podido conectar con esos votantes. Será crucial que Xóchitl y, en menor medida, Álvarez Máynez, apelen al desencanto de esos indecisos con Morena.

 

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